Historias

Cierre de ciclos inesperados… ¿O no?

Después de un año de mis primeras anécdotas y toda la emoción de aprender algo nuevo, el ciclo en mi trabajo se cerró, un día llegué a la oficina y plop!, te queremos dar las gracias, tu trabajo es muy bueno pero hay cambios en la empresa, hoy es tu último día, fírmele aquí y adiós .

En realidad lo presentía e incluso una parte de mi ser quería que pasara, ciertas situaciones en la empresa, la desigualdad, notar que vale más ser un hablador y limpiarle bien los zapatos al jefe valía más que la experiencia o los resultados, sumado a mi situación emocional y física, me llevaron a un lugar de apatía.

Una de esas situaciones que me llevaron a no estar contenta es que se me estaba pidiendo un documento que justificara por qué solicité un permiso para trabajar de home office, cosa que es entendible, el problema es la mentira y la manipulación, cuando te dicen que a todos los empleados se lo pedirán y pues no era cierto.

También aprendí que debo dejar de confiar en todo mundo, es decir, soy el tipo de persona que recibe a los nuevos de manera cálida porque siempre es bien raro llegar a un nuevo trabajo, sin embargo me cuesta diferencia y poner el límite de compañero y amigo, pues bien… entre mi ansiedad y enojo comenté en un grupo con supuestos “amigos” algunas cosas y huu chica!… lo que se venía, el radio pasillo a todo lo que da y todo por el calor del momento… el gran problema fue confiar de más y básicamente me puse de tapete.

Es aquí donde me lleve la más grande lección… enójate, grita, llora, desahógate porque es necesario, pero nunca delante de otros, mucho menos en el trabajo, alguien me dijo, “tu crees que hay confianza, pero siempre, siempre hay uno”.

Para el final de ese ciclo lo único que quería era mantenerme a flote, pero aprendí que aunque solo fueron palabras de frustración, de enojo y ansiedad… las palabras también tienen consecuencias.

Obviamente supe quién fue el traidor, porque hasta cobardes son, tiran la piedra y esconden la mano… idiots!

En fin, esas son algunas anécdotas del trabajo en el que estuve 2 años, y porque no todo es malo, me llevó un amigo al que quiero con mi corazón y que sé que es reciproco, un jefe del que aprendí muchísimo, mi crecimiento profesional y sobre todo subí un nivel como adulto.

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